Pullaro juega a la política nacional mientras la Provincia se hunde en la inseguridad y la crisis social
El gobernador Maximiliano Pullaro volvió a mostrar su ambición presidencial en un multitudinario acto de “Provincias Unidas” realizado en el estadio Obras Sanitarias de Buenos Aires. Acompañado por sus pares de Córdoba, Corrientes, Jujuy y Chubut, el mandatario radical aseguró que el espacio “va a poner al próximo presidente de la República Argentina”. Sin embargo, puertas adentro, Santa Fe atraviesa una de las crisis más profundas de los últimos años.
Mientras Pullaro se dedica a recorrer escenarios nacionales, su provincia sigue marcada por el crecimiento del narcotráfico, la violencia urbana y los reclamos salariales de docentes, médicos y trabajadores estatales. Las balaceras en Rosario continúan siendo moneda corriente, y la inflación golpea de lleno en los barrios más vulnerables, donde la presencia estatal es casi inexistente.
En su discurso, el gobernador insistió en que “la peor frustración sería que vuelva el kirchnerismo” y culpó al Gobierno nacional por la situación del país. Sin embargo, evitó hablar de los problemas estructurales que no logra resolver en su propia gestión, como la crisis educativa, la falta de obra pública y el colapso del sistema de salud.
El mandatario radical se mostró junto a Martín Llaryora (Córdoba), Gustavo Valdés (Corrientes), Carlos Sadir (Jujuy) e Ignacio Torres (Chubut), en un intento por posicionarse como referente del interior productivo, aunque el discurso federal contrasta con la realidad santafesina, donde miles de trabajadores reclaman por paritarias atrasadas y condiciones laborales precarias.
Pullaro también apuntó contra el Gobierno libertario, acusándolo de “enredarse en el mundo financiero”, pero no explicó cómo su administración —que ajusta el gasto público y reduce programas sociales— se diferencia de esas políticas. En los hechos, Santa Fe replica el modelo de ajuste que el propio gobernador dice criticar.
A menos de un año de gestión, la imagen de Pullaro empieza a resentirse. La inseguridad no da tregua, la pobreza avanza y las promesas de “orden y progreso” quedaron en slogans de campaña. Aun así, el mandatario parece más enfocado en proyectarse hacia 2027 que en gobernar el presente de los santafesinos.
Mientras los vecinos siguen pidiendo respuestas concretas, el gobernador se sube al escenario, micrófono en mano, hablando de futuro en una provincia que sigue atrapada en el abandono del presente.








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