Torta marrón, champán blanco y pastizales con rojo sangre dan la bienvenida al aniversario
Mientras los peritos policiales realizaban la autopsia de la joven Sofía Delgado, desaparecida hace casi 20 días, los ministros y el gobernador descorchaban champán y los mozos prestos cortaban la gigante chocotorta de un empresario que tiene el record de denuncias por trabajo en negro y celebraba el 30 aniversario 30: Carlos Fertonani.
Lejos de la calentura de la bailanta en la estación Belgrano, el cuerpo de Sofía Delgado, la joven de 20 años de la ciudad de San Lorenzo, que había desaparecido hace dos semanas, se enfriaba entre los pastizales de Ricardone, a pocos kilómetros de Rosario.
Mientras en la estación Belgrano una marea humana peleaba por tomarse un liso gratis y sacarse una foto con el patético Miguel Del Sel, las fuerzas policiales con la fiscalía de turno cargaban el cuerpo inerte de la joven que el estado no logró cuidar. El fruto del crimen y la impunidad de la provincia que muestra planillas excel dibujadas, estaba a la vista.
Entretanto, el cadáver que se encontraba dentro de un aislante térmico era trasladado al instituto médico legal de Rosario, donde se realizó la autopsia bajo el protocolo de femicidio. No obstante, la banda siguió sonando en la ex estación de trenes Manuel Belgrano.
Entre los hipos, los “hip, hip, hurra” que se escuchaban entre ministros, secretarios, vicegobernadora, y el furor de la bailanta, el oficial a cargo del operativo en la Circunvalación Oeste, informaba sobre el hallazgo de un cuerpo calcinado en un banquina.
Todavía se sentía el olor a combustible impregnado en el cadáver. A todo esto, el chino Maidana subía al escenario para fotografiarse junto al gobernador e intendente, que se juraban fidelidad, amor y transferencias de fondos.
Fuera, en la morgue judicial de Rosario, un cuerpo que no tuvo la cobertura de las leyes y suma un nuevo femicidio más, esperaba su disección. Y en el oeste de la ciudad, la tierra caliente dominada por los narcos y el crimen, un viejo fiat seguía humeando con un cadáver cuyo espíritu ya había partido quien sabe dónde.
Los registros de inspectores por la madrugada en esa zona no arrojaron ningún registro de alcoholemia.