Por Antonio Tourville (*), especial para NOVA
Los políticos debaten, los medios de comunicación incesantemente trasmiten publicidades políticas, en programas de opinión se discuten nimiedades, periodistas de espectáculos y personajes mediáticos se transforman en estadistas que analizan la política, y quienes prometen utopías, saben que no se van a cumplir.
Pero en medio de este batifondo nadie dice lo que verdaderamente se elige y eso es lisa y llanamente el plan de ordenamiento y funcionamiento social de nuestra Patria y su ubicación en uno de los dos mundos.
Por un lado, está el histórico sector de los grandes intereses capitalistas occidentales, dominadores de nuestro devenir desde mayo de 1810 –con algunos intervalos nacionales como los de Irigoyen, Perón, Alfonsín y los Kirchner– que pretenden que el ordenamiento social se ponga en función de sus intereses, prometiendo que ello derivará en el bien de la sociedad, cosa que jamás sucedió, ni aquí ni en ningún lugar del mundo.
Este ordenamiento social acabaría con el Estado Presente en salvaguarda del pueblo, con los subsidios populares, los planes sociales, la legislación laboral, la obra pública, las paritarias, la defensa de nuestra moneda y nuestro mercado interno, el trabajo argentino. Ello, propendiendo a catapultar el mercado externo de materias primas, en beneficio de unos pocos señores y de unas pocas empresas transnacionales.
Este fabuloso cambio, se iniciaría con el regalo de nuestro Tesoro Nacional a los Buitres y una consecuente devaluación.
Inmediatamente se iría por financiamiento externo y para ello tanto los alineados con el señor Mauricio Macri como los alineados con el señor Sergio Massa, no tienen empacho en decir “volveríamos al mercado de créditos internacionales”, que traducido al criollo quiere decir FMI (léase Imperialismo Norte Americano ) y a las grandes Bancas Privadas de Crédito (léase Fondos Buitres que manejan desde la 2° Guerra Mundial la miseria, la desazón, los genocidios populares, las guerras fratricidas, etc).
Esto sumiría al mundo en las peores de las desgracias, como centenares de países con hambre extrema, como es un Medio Oriente arrasado, un África diezmado y centenares de millones de personas caminando sin saber dónde ir, muriéndose como ratas en el intento.
Por otro lado, está el proyecto nacional y popular de Irigoyen, de Perón, de Evita, de Palacios, de Alfonsín de Kirchner, de Cristina, es decir, de los patriotas; que ofrece lo que ahora hay: trabajo, consumo popular, mercado interno, techo, distribución de las riquezas, desarrollo, justicia social, Estado Presente, paritarias, derechos laborales, inclusión, ciencia y técnica, salud universal, educación para todos, libertad de expresión, jubilaciones solidarias, y mucho amor a la Patria, que en definitiva es mucho amor a todos los argentinos, que en su conjunto forman la Patria.
Pero esto no se puede sustentar de por sí en soledad, por ello este modelo nacional y popular se apoya en la Patria Grande de San Martin, O Higins, Bolívar, Moreno, Belgrano, Túpac Amaru, y muchísimos más, que fueron derrotados en la práctica, pero no en sus ideales que periódicamente renacen, como ahora.
Es la Patria Grande de Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia, Paraguay, Ecuador, Venezuela, Chile, Perú, Colombia, México, toda Centro América y el Caribe; una patria grande que mira al otro mundo, el mundo de China, India, Rusia, Sudáfrica, Brasil, e infinidad de países en vías de incorporación.
Un mundo que se cansó de estar dominado por un papelito llamado “dólar” que en sus usinas de impresión –es decir el poder financiero internacional occidental– se imprime por billones y trillones, que por obra y gracia de vaya a saber quién, o por la estupidez de quienes lo permiten, se valoriza día a día en detrimento de todas las monedas del mundo.
Esto es lo que se elige el 25: “Sumisión, injusticia y pobreza” o “libertad, justicia y prosperidad”. Usted decide.
(*) antonio.tourville@gmail.com