Sí, triplicando. Sin despeinarse. Como si endeudarse en dólares a tasas altísimas en medio de un país con riesgo país por las nubes fuera una buena idea.

El diputado peronista Walter Agosto, que además fue ministro de Economía de Omar Perotti, lo destruyó: dijo que no hay análisis de contexto, que no se justifica salir al mercado internacional ahora, y que Pullaro está caminando derecho a repetir el mismo desastre de 2016/17, cuando las provincias se endeudaron en dólares y terminaron con el culo para arriba, reestructurando a las apuradas.

Pero eso no es todo: el gobernador también quiere usar parte de la deuda para recomprar títulos emitidos por la propia provincia, una movida que no sólo huele a curro, sino que además podría salir más cara que la deuda original, porque las tasas ahora rondan el 11 por ciento anual en dólares. Un delirio financiero armado con palitos de helado.

Y cuando ya pensabas que no podía ser peor, Agosto le tiró un misil más: la situación fiscal de la provincia no es tan grave como la pintan. La coparticipación federal, lejos de caer, subió casi un 12 por ciento en términos reales.

Lo que cayó son las transferencias discrecionales de Nación, sí, pero aún así, Santa Fe recibió una montaña de títulos nacionales en 2022 por más de 600.000 millones de pesos, justo lo que ahora dice necesitar endeudarse.

Y por si fuera poco, el Presupuesto 2025 ya le autoriza endeudarse por otros 1,8 billones de pesos. Pero claro, mejor salir a pedir mil millones en dólares, total después lo paga otro. La historia es conocida: cuando explote la bomba, Pullaro va a estar sacándose selfies con la UCeDe, hablando de eficiencia mientras la provincia revienta de intereses.

¿No sería más fácil levantar el teléfono y pedirle a su amigo Milei que pague lo que debe? Córdoba ya lo hizo. Entre Ríos también. Pero Pullaro prefiere hacerse el cowboy financiero, endeudar Santa Fe hasta las bolas y vender humo con la palabra “obra”.