La Provincia
La dura realidad que no muestran

No son cinco horas de clase, Goity, son cinco comidas al día

El ministro de Educación provincial, José Goity, esconde los problemas de malnutrición.

No es un mal ministro. Con la fusta en la mano, facciones agradables, gestos hitlerianos y varios choferes en un “Vento” oscuro con aire acondicionado, cualquiera firma un decreto. Con un Ministerio de Trabajo a favor, jueces amigos y paritarias amparadas en las sombras con gremios derruidos, hasta el “Guasón” se luciría.

El ministro de Educación provincial, José Goity, quiere en Santa Fe una postal de Amsterdam. O Alemania. Inaugura el año con una frase increíble: “Ningún niño va a tener menos de cinco horas de clase”.

El señor ministro no resuelve una ecuación básica. Un cerebro no es una plaqueta de computadora que se enchufa y enciende un sistema operativo. Evidentemente, en su formación intelectual hubo materias de pedagogía que estuvieron ausentes o bien, se aprobaron con “seis” (6).

Goity habla de “cinco horas de clase por día”, cuando los chicos que llegan a las escuelas no cenaron el día anterior. El cerebro de los chicos de las villas, de los pueblos, funciona a base de mate cocido y yerba. Con pan casero en el mejor de los casos. Falta la carne, la proteína, los aminoácidos, el sodio, calcio necesario que hace que funcione. En especial entre los 7 y 13 años. Cuando se forma la estructura que va a albergar al sujeto a futuro, luego en la secundaria y más tarde en la universidad.

No le vendría mal a Goity que algunos de sus asesores lo lleve a recorrer para que vea dónde duermen, comen, viven, los chicos que se educan. Tampoco estaría mal que la Fundación Conín, por ejemplo, le acerque alguna cartilla, folleto, o un Power Point sobre el problema de la desnutrición infantil y la “Falta de olla”, dicho en criollo.

Blanquitos, de ojos claros, gobernador y gabinete navegan mentalmente por Suiza. Se masturban intelectualmente en Sillicon Valley mientras hacen “Scroll”, en Instagram viendo como Elon Musk promete conquistar Marte. Pero sacan sus ojos de la llanura pampeana santafesina que no conocen, donde los hijos de los peones rurales y la policía no llega. Donde una olla con mate cocido con pan duro se reparte entre cinco, o alguna iguana en desgracia va a parar a la olla.

En el discurso de Goity no se menciona la palabra “articulación” con universidades para afrontar la cuestión de la alimentación. Mario Barletta en su momento había articulado desde la universidad un programa nutricional. Pero Goity está obsesionado con un “Excel” donde tiene que llenar casilleros. Para el ministro, todo es “apriete”, “erogaciones” y “gastos corrientes”.

Goity transformó, o desea transformar, una “paritaria” en una “paridera”, donde los que salgan primero tendrán más posibilidades de sobrevivir. Mientras que los demás, no tendrán la mejor suerte.

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