Política
PASO 2021

No falta nadie: el "Gordo del mortero" es precandidato a senador por la provincia y dice que es un preso "político"

En 2017 Sebastián Romero fue filmado por todas las cámaras de televisión arrojando un mortero contra la policía.
A través de un zoom con integrantes del movimiento PSTU, Sebastián Romero, desde su prisión domiciliaria, habló y dijo que es un preso político, y se comparó con Milagro Sala y Luis D'Elía.

El militante de izquierda Sebastián Romero, acusado de disparar un mortero durante la marcha contra la reforma previsional el 18 de diciembre de 2017 y extraditado desde Uruguay en junio del año pasado, es precandidato a senador por la provincia de Santa Fe y asegura que es "el único" postulante "preso político que hay en Argentina".

Romero, quien desde hace más de un año está detenido con prisión domiciliaria, integra la lista del Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU) que participará en la interna del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT).

"Hoy soy el único candidato preso político que hay en Argentina, pero no soy el único preso político, teniendo en cuenta que tenemos a Milagro Sala y Luis D'Elia", sostuvo Romero en una reunión virtual con integrantes del PSTU.

El ahora candidato apuntó contra el Gobierno de Mauricio Macri al señalar que fue perseguido, pero también cuestionó al de Alberto Fernández.

"Todos fuimos perseguidos por el gobierno anterior, que nos persiguió, nos empobreció y nos dejó sin trabajo, pero este Gobierno no está siendo distinto y hasta sigue teniendo presos a compañeros mismos de sus organizaciones", cuestionó Romero, en referencia a Sala y D'Elia.

El día que nació el “Gordo del mortero”

En la tarde del 18 de diciembre del 2017, Romero, quien se desempeñaba como delegado gremial de la automotriz General Motors, fue fotografiado y filmado en primer plano disparando un mortero contra los efectivos policiales que reprimían la protesta frente al Congreso.

"Fue una situación muy tensa, se corrían a mi izquierda, algo estaba pasando. Luego tiraron gases donde estaban nuestras columnas, pero no podíamos retroceder por la cantidad de gente que había. La primera línea arrojaba piedras, pero empezó a crecer el número de personas y se generó una batalla campal. Le devolvíamos los gases, y en ese momento tenía un mortero atado a una rama que usamos para tirar al aire, y me sacaron una foto y un video para mostrar que yo era el que estaba agrediendo", contó Romero en una entrevista a un diario afín al kirchnerismo.

Y explicó cómo era ese "mortero" que disparaba contra la Policía: "Es de venta libre, viene el tres tiros con un cilindro de goma y ahí ponés el cohete para prenderlo. No era nada de fabricación casera, era la rama que agarré en la movilización y la até con cinta, lo improvisé en el momento. En las movilizaciones es muy común usar pirotecnia, yo me estaba defendiendo con un cohete de venta libre, la policía estaba armada con balas de goma, los gases lacrimógenos, las motos, los camiones hidrantes, la relación de fuerzas era muy diferente".

El saldo de los enfrentamientos fue de 162 heridos, 88 de ellos policías (dos de gravedad, igual que un militante atropellado por una moto de la Federal), y al menos 52 detenidos por las pedradas, botellazos, cañas de las banderas políticas utilizadas como lanzas y armas tumberas.

En total tiraron unas 14 toneladas de piedras contra los policías que custodiaban el Congreso mientras se debatía la reforma previsional de Macri.

Tras los incidentes, y según contó el propio Romero en esa entrevista mientras cumple prisión domiciliaria, él volvía hacia su casa, pero las imágenes disparando el mortero circulaban por todos los medios: "Me estaba yendo para volver a Rosario, los medios masivos repetían mi imagen, decían que yo era peligroso, de todo... me mataron, Bin Laden un poroto al lado mío".

Romero estuvo prófugo más de dos años y fue detenido en Uruguay, donde el 25 de junio del año pasado fue detenido en el Chuy, cerca de la frontera con Brasil, y luego fue extraditado.

Al llegar al país fue trasladado a la Superintendencia de Investigaciones Federales, en la calle Madariaga, en el barrio porteño de Villa Lugano, donde permaneció hasta el 7 de agosto de 2020, cuando el juez Sebastián Casanello le otorgó la prisión domiciliaria después de que la fiscal Alejandra Mangano se pronunciara a favor del pedido de la defensa.

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