La Provincia canceló el programa de investigación y desarrollo de aceite de cannabis medicinal
En un golpe devastador para muchas familias en Santa Fe, la planta de cannabis medicinal que había prometido tanto alivio ha sido desmantelada. El proyecto, iniciado durante la gestión del ex gobernador Miguel Lifchitz y avanzado significativamente bajo Omar Perotti, fue abruptamente interrumpido por la nueva administración provincial de Maximiliano Pullaro.
Este cambio de política ha dejado a innumerables familias sin acceso al aceite de cannabis, un recurso vital para el tratamiento de diversas condiciones médicas.
📣 ¡ATENCIÓN! Ponemos a disposición de la comunidad el Informe Técnico del CIDCaM.
— CIDCaM Santa Fe (@cidcamsantafe) December 6, 2023
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📄 Un informe con el propósito de generar una herramienta práctica para todos aquellos que se dedican o necesitan una guía básica para el cultivo de #cannabis, la #acuicultura y la #agroecología. pic.twitter.com/nvsglWvy8K
La errática política del gobernador y el impacto en la Salud Pública
El reciente cambio de gestión en Santa Fe ha traído consigo una serie de decisiones erráticas que han llevado al desmantelamiento del Centro de Investigación y Desarrollo de Cannabis medicinal Acuicultura y Agroecología (CIDCaM).
Esta institución, que había sido un faro de esperanza para el avance científico y la producción de aceite medicinal, ahora yace en el abandono. La decisión “pausar”; el proyecto, tomada por la administración actual, ha sido un golpe devastador para aquellos que dependían de estos tratamientos.
La gestión anterior había logrado establecer una infraestructura robusta, con invernaderos, áreas de secado y laboratorios destinados a la investigación y producción de cannabis medicinal. Sin embargo, la nueva administración ha decidido no continuar con el cultivo, dejando a muchas familias en una situación desesperada.
Un retroceso doloroso: desmantelamiento de la planta de cannabis
El desmantelamiento del CIDCaM no solo representa un retroceso en el campo de la investigación científica en Santa Fe, sino que también simboliza una traición a las promesas hechas a las familias que necesitan el aceite de cannabis. La infraestructura, que sufrió daños durante una gran tormenta y no fue reparada adecuadamente, se encuentra ahora en un estado lamentable. Las cámaras de seguridad y la custodia policial no fueron suficientes para evitar el robo y la destrucción de las plantas, lo que añade una capa de inseguridad y desconfianza en la gestión actual.
Las madres y padres que veían en el aceite de cannabis una esperanza para sus hijos ahora enfrentan la angustia de no saber si podrán continuar con los tratamientos que habían mejorado la calidad de vida de sus seres queridos. Este retroceso es un claro indicador de la falta de compromiso del gobierno actual con la salud y el bienestar de sus ciudadanos.
Consumo y contradicciones: funcionarios y la cruda realidad
Mientras las familias luchan por obtener el aceite de cannabis, una sombra de contradicción se cierne sobre la administración actual. Se rumorea que varios funcionarios provinciales han sido vistos consumiendo productos derivados del cannabis, lo que resalta una doble moral inquietante. La hipocresía de quienes tienen acceso a estos productos mientras privan a la población general de los mismos es una señal alarmante de la desconexión entre los gobernantes y los gobernados.
Este contraste entre el acceso privilegiado de los funcionarios y la desesperación de las familias comunes subraya la necesidad urgente de una revisión de las políticas actuales y una vuelta al compromiso con la salud pública y la justicia social.
Tráfico de cocaína y la hidrovía Santa Fe-Paraguay
En medio de esta crisis de salud, otro problema grave se suma a la ya compleja situación en Santa Fe: el tráfico de cocaína a través de la hidrovía Santa Fe-Paraguay. Este corredor ha sido identificado como una ruta crítica para el narcotráfico, exacerbando los desafíos de seguridad en la región. La combinación de la ineficacia gubernamental en el manejo del cannabis medicinal y la incapacidad para controlar el tráfico de drogas pinta un panorama sombrío para la provincia.
La intersección de estos problemas refleja una administración que, en lugar de avanzar hacia soluciones efectivas y humanas, parece estar retrocediendo y perdiendo el control. Las familias de Santa Fe merecen algo mejor: una administración que priorice su salud, seguridad y bienestar sobre intereses políticos y personales.
En conclusión, la actual política errática del gobernador de Santa Fe ha desmantelado no solo una planta de cannabis medicinal, sino también la esperanza de muchas familias. La necesidad de un cambio de rumbo es urgente para restaurar la confianza, la seguridad y la salud en la provincia.