Economía y Empresas
Situación delicada

Golpe al bolsillo: los parrilleros santafesinos están en la lona por la caída del consumo y plan de reordenamiento

La crisis económica que atraviesa el país se ve reflejada en los puestos de comida al paso, que además tuvieron que ser “reacomodados” por decisión del Gobierno. (Dibujo: NOVA)

En medio de la alegría y el fervor del fútbol, un grupo de parrilleros vive su propio calvario. El reciente reordenamiento de los puestos de comida en los partidos del Club Atlético Colón ha dejado a estos trabajadores en una situación crítica. Con las bajas ventas y una falta de organización evidente, los parrilleros se enfrentan a la dura realidad de no poder mantener su única fuente de ingresos.

El golpe al sustento de los parrilleros

El partido contra Atlanta, que debía ser una oportunidad para los parrilleros de recuperar las ventas tras la pandemia, se convirtió en una pesadilla. Según Carlos, un veterano del sector, "fue penoso, hacía rato no veía algo así. Le sobró mucha mercadería a todos y verles la cara te angustiaba". Esta frustración no es aislada; muchos parrilleros compartieron experiencias similares de ventas significativamente bajas, con algunos apenas alcanzando una fracción de sus ingresos habituales.

Emmanuel, otro parrillero, relató su experiencia: "Vendo entre 70 y 80 sándwiches por partido y ayer solo vendí 7. Un colega se fue llorando de la cancha porque no tenía para pagar el flete". Esta situación refleja no solo una caída en las ventas, sino también una profunda desesperación y angustia entre quienes dependen de estos ingresos para sobrevivir.

Una política errática y desorganizada

La implementación del nuevo sistema de reordenamiento de los carribares, diseñado por la Municipalidad de Santa Fe en conjunto con la Provincia, ha sido un desastre desde el punto de vista de los parrilleros. A pesar de que funcionarios como Fernando Peverengo, secretario de Seguridad Deportiva, expresaron su conformidad con el plan, los parrilleros lo ven como un fracaso total. "Nunca nos escucharon", afirmó uno de los puesteros, resaltando la ausencia del intendente Juan Pablo Poletti en las reuniones cruciales.

La falta de diálogo y organización ha exacerbado la situación. Los parrilleros solo tuvieron dos reuniones para ser informados sobre dónde se colocarían y las reglas a seguir, sin oportunidad de expresar sus preocupaciones o sugerencias. Esta desconexión entre las autoridades y los trabajadores ha resultado en un reordenamiento que no tiene en cuenta la realidad del terreno, perjudicando gravemente a aquellos que más dependen de estas ventas.

Frustración y Llamado a la Acción

Ante la crisis, los parrilleros han decidido autoconvocarse en la Municipalidad para ser escuchados. Planean manifestarse para exigir respuestas y soluciones a su precaria situación. La idea es clara: "no podemos seguir perdiendo", afirmó uno de los vendedores. Esta movilización no es solo una cuestión de ventas; es una cuestión de supervivencia para muchas familias que dependen de este trabajo.

Leonel, representante de una parrilla reconocida en Santa Fe, destacó el impacto negativo del reordenamiento: "No solamente salimos perdiendo los parrilleros, sino también las distribuidoras. El partido del domingo vendí un 20 por ciento de lo que vendo todos los partidos". La frustración es palpable y la necesidad de una solución inmediata es urgente.

En este contexto de desesperación, también se ha señalado la incongruencia y falta de sensibilidad de las autoridades. Esta combinación de problemas refleja una administración desorganizada y desconectada de las necesidades reales de sus ciudadanos.

Conclusión: un llamado a la acción

La situación de los parrilleros en Santa Fe es un grito de ayuda. La falta de organización, el desinterés de las autoridades y la política errática del intendente Poletti han llevado a estos trabajadores a un punto de quiebre. Es imperativo que la administración escuche sus demandas y tome medidas concretas para mejorar sus condiciones. La supervivencia de muchas familias está en juego, y no se puede permitir que la indiferencia y la mala gestión sigan dictando el destino de estos trabajadores esenciales.

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