Si hay algo que llama la atención en Maximiliano Pullaro, es su desmesurado interés y ambición política.
Podría calificarse de voraz, su apetito por “cargarse” contendientes que nadie osaría hacerlo. Y es el caso del “Rafa” Gutiérrez, hombre de prestigio y valía que preside la Corte suprema de Justicia.
El “Rafa” Gutiérrez, es un hombre querido y valorado por todos. Su carrera empezó hace mas de 25 años, y (si bien estuvo emparentado con el Reutemanismo) realizó una impecable trayectoria judicial que atravesó reformas penales, instancias diversas en toda la maraña que existe en el Poder Judicial, a luz y sombras.
La particularidad del caso reside en que, la renovación de la corte no es azarosa. Coincide:
- Con la reforma constitucional.
- Con la reforma al sistema previsional. Lo primero está en el campo de los deseos, y lo segundo, ya es un hecho, aunque fue impugnado judicialmente.
Sucede lo siguiente, para el lector que no está obligado a estos ejercicios de razonamientos e intríngulis varios: La reforma jubilatoria ya está generando una catarata de pedidos, notas, reclamos laborales y por consiguiente: juicios al estado.
Todo el mundo sabe que, ganar un juicio al estado es cuasi un deporte nacional y que hay “buffetes”, jurídicos que hacen su “Abril” en estas lides.
Pasa que la reforma jubilatoria y previsional, choca, de acuerdo a especialistas, con fuertes escollos en la parte jurídica y constitucional de la provincia, generando instersticios y fisuras en la interpretación de los códigos jurídicos que, pueden resultar en sumas millonarias que deberá abonar el estado, años adelante.
¿Porqué quiere Pullaro la reforma de la corte y poner su propia tropa? Para así blindarse a futuro, de la muchedumbre de reclamos que caerá sí o sí sobre su gestión. ¿Tiempo? Preguntará el lector, seguramente.
La respuesta está aquí: en este año, luego de veinte años y muchas gestiones, los daminificados por las inundaciones de 2003 y 2007, comenzaron a percibir sus indemnizaciones ya que ganaron todas las instancias jurídicas.
Y esto, es lo que sucederá indefectiblemente. Pullaro hipoteca las finanzas del estado provincial y les deja una bomba de tiempo a futuro a los próximos gobernantes, sea Juan o Pedro. Y, para evadir el brazo ejecutor de la justicia a futuro, quiere poner un Presidente y componentes adictos en la corte suprema, para que miren hacia otro lado.