En los actos celebratorios de la semana de Santa fe, pudieron verse imágenes que más tienen que ver con un ritual masónico que la realidad santafesina. Primero lo primero: el descomunal gasto que tuvieron que afrontar las arcas provinciales, y segundo, la falta de sentido de pertinencia a la religión que cala más hondo en Santa fe. El cristianismo, o sea la creencia judeo cristiana vertida a través del protestantismo luterano en adelante o del inmanente catolicisimo.
Como si fuesen verdaderos masones, o caballeros templarios marchando rumbo a la conquista, el gobernador con su gabinete, empuñaron sendas antorchas en una marcha programada.
No es el hecho de empuñar una antorcha, de hecho esto se hace en otros países y tiene una vinculación con el deporte y los juegos. Pero el tema es que la lleve un deportista o un ciudadano, y otra cosa es que con una cuidada escenografía, todos los funcionarios inclusive el intendente marchen dando la espalda hacia el poniente y hacia los edificios históricos de Santa fe.
Pero un dato no menor es en las redes sociales, la ausencia de Misas, curas. La falta epistolar de documentos, encíclicas, palabras si se quiere. Es como si el gobierno o una parte de él, quisiera a través de rituales impuestos quién sabe por que chamán, ingresar en una dimensión desconocida o un portal imaginario que quien sabe donde lleva.
A pocos metros de donde se desarrolló esta profana caravana, está la Iglesia principal y el colegio de la Inmaculada Concepción de María. Señeros ambos en la creencia religiosa santafesina. Ningún posteo en las redes advierte de ello.
Tampoco se hace menciones a palabras del Arzobispo -. Monseñor Fenoy- o de otra jerarquía. Si hubo misa, no se supo ni se avisó a la ciudadanía. Y hay que ver si los organizadores le dieron una instancia como correspondía en la organización o no.
Hay que tener cuidado cuando pensamientos advenedizos se cuelan entre las fisuras de la percepción. Si se tiene en cuenta que se contrató una grafóloga, el próximo paso ya puede ser el famoso campo de avistamiento de los ovnis o quizás, un aeródromo para las brujas.
Y que las hay, las hay.