Aún shockeados por la situación judicial sobre la legitimación del gremio UTRAM y las medidas de distancia que debe tener la casi totalidad de la C.D de ASOEM con la doctora Silvia Montrul, directora del Honorable Tribunal de Cuentas capitalino, los dirigentes de ASOEM parecen haber renunciado a una de sus principales banderas y que tanto resultado le han dado a la hora de guardar la basura debajo de la alfombra (referente a la tan mentada “paritaria local) y que fuera el leimotiv durante estos últimos años de gestión sindical.
En esta revuelta e internas dentro de la misma comisión de ASOEM se debaten familiares (hijos, yernos, etcétera) con las amantes, novias y primeras damas de los principales dirigentes, además de los factores externos que siempre deterioran y desgastan una gestión hegemónica y veinteañera, lo cual distrae el eje central de cualquier discusión o conquista sindical.
Dos más dos son cuatro
Tal es el caso de los porcentajes de aumento obtenidos para el mes de julio de 2024 para los municipales de la Ciudad Capital de Santa Fe- llegó al 5 por ciento de la mano de la famosa “paritaria local”, cuando –obviamente- los trabajadores municipales sabemos que por Ley 9.996 de paritarias FESTRAM consiguió un 9 por ciento para todos los trabajadores municipales de la Provincia.
Municipales de la Provincia superaron a la ciudad
ASOEM, más allá de sus denodados esfuerzos por ser un gremio inclusivo, es por su característica laboral básicamente “machista”, pero eso no quiere decir que los trabajadores municipales sean ni machirulos ni muy machos que digamos. Está demostrado hoy más que nunca que nadie se anima ni siquiera a preguntar por qué los municipales de la provincia cobraron un 4 por ciento más en julio que los de Santa Fe.
La protesta, la rebeldía y la famosa combatividad del gremio municipal, parece haber sido apagada por el temor de la gente a perder su subrogancia, sus horas extras o su expectativa de acceder a un cargo jerárquico. Se ha exacerbado la conducta individual por sobre la conducta solidaria y de conjunto, sin tomarse conciencia de que esto conduce ineludiblemente a la división de los trabajadores, a la pérdida de derechos y de conquistas.
Lo peor es que se quiere conformar a los obreros, con la entrega de uniformes –un derecho establecido en la Ley 9.286- que se ha convertido en un gran negocio para los fabricantes de ropa, las textiles, el intendente y el secretario general de ASOEM.
Convengamos que además, estas conductas individualistas se han propiciado tanto por parte del poder político de turno, como por el gremio que se autodefine como el sindicalismo del siglo XXI, y donde solo se pondera la obsecuencia disfrazada de meritocracia, por encima de la verdadera capacidad e idoneidad.
En conclusión, ni el doctor Juan Pablo Poletti sabe qué aumento les va a dar a los municipales ni ASOEM cuánto pedir de aumento para no quedar con la manta corta, frente al aumento superador que obtuvo FESTRAM en la Provincia. Alguien que sabía mucho dijo: “Los conductores son solamente hombres, con todas las miserias, aún cuando con todas las virtudes de los demás hombres. Cuando un conductor cree que ha llegado a ser un enviado de Dios, comienza a perderse. Abusa de su autoridad y de su poder, no respeta a los hombres y desprecia al pueblo. Allí comienza a firmar su sentencia de muerte”. Teléfono para Medina…
Horacio Márquez