A este escenario se suma un incremento de cuadros de depresión, episodios de violencia y diversas manifestaciones de malestar psicosocial. Pese a que algunos indicadores sugieren una leve disminución de la pobreza, Giménez remarcó que esto no se traduce en mejoras reales para las familias, porque emergen nuevos conflictos que -según planteó- “no están recibiendo la atención prioritaria que deberían por parte del Gobierno provincial”.

Uno de los datos más críticos difundidos por Cáritas es el alarmante número de suicidios registrados en el país durante 2024: 4.250 casos. Entre adolescentes y jóvenes de 10 a 19 años, el suicidio se convirtió en la segunda causa de muerte, una situación que requiere políticas públicas urgentes y sostenidas. Desde la organización subrayaron que, pese a la gravedad del panorama, no observan una respuesta estatal proporcional ni planes de intervención integral que aborden el problema con la profundidad necesaria.

Giménez expresó que la crisis social y sanitaria “interpela fuertemente” a la institución y la obliga a reformular estrategias para dar acompañamiento a una realidad cada vez más compleja. En ese sentido, Cáritas evalúa reforzar la articulación con instituciones especializadas en salud mental y adicciones, ante la falta de dispositivos públicos suficientes en la provincia.

Con un Estado provincial al que califican como ausente o desbordado frente a la magnitud de las problemáticas, la organización sostiene que es urgente que el Gobierno de Santa Fe asuma un rol más activo, diseñe políticas de prevención y fortalezca los equipos territoriales. Mientras tanto, Cáritas continúa ampliando sus esfuerzos para contener situaciones que –advierten- exceden ampliamente la asistencia alimentaria o material, y requieren un abordaje integral que hoy no está garantizado por las autoridades.