Al parecer, los festejos patrios no entraban en su agenda: estaba demasiado ocupado en Estados Unidos buscando dólares para obras.

Desde Washington, Pullaro ensayó excusas que rozan lo insólito: dijo que no sabía la hora del acto y que, de haber sido una “hora normal”, igual no hubiera llegado. Curioso, porque el año pasado sí asistió al mismo evento, también a la medianoche.

Esta vez prefirió volar con sus ministros y reunirse con organismos internacionales, dejando en claro cuáles son sus prioridades.

Aunque intentó mostrarse como un gobernador dialoguista, Pullaro no ahorró críticas al Gobierno nacional.

Reconoció que la relación con Javier Milei es escasa, defendió el reclamo por fondos coparticipables y cuestionó la falta de políticas para el campo y la industria. Eso sí, aclaró que “no es una pelea” con la Casa Rosada. Solo una omisión patriótica… por distracción.

El mandatario busca financiamiento por mil millones de dólares para un plan de obras que, según su proyección, debería alcanzar los ocho mil millones. Mientras tanto, Santa Fe sigue atravesando graves problemas de infraestructura, seguridad y desarrollo. Pero él está convencido: si no leyó la invitación, no es su culpa.

Así, Pullaro dejó pasar el 9 de Julio como si fuera un mail no leído. Eso sí: el viaje a Estados Unidos lo tenía bien agendado.