La fiscal Marisol Fabbro, a cargo de la investigación, ordenó el relevamiento de cámaras de seguridad y el análisis de siete vainas servidas halladas en la escena. Los menores fueron trasladados de urgencia al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez en un auto particular.

Juan Cruz murió por heridas de bala en el tórax, piernas y brazo izquierdo. Su primo, con un proyectil alojado en el cráneo y otro en la pierna derecha, fue derivado al Hospital de Niños Víctor J. Vilela, donde lucha por su vida.

La Policía de Investigaciones allanó la vivienda y secuestró tres celulares y una caja fuerte con 1.580.000 pesos, elementos que serán peritados para buscar pistas sobre el móvil del ataque.

Pero más allá de los detalles, el hecho es un golpe directo a la narrativa de Pullaro, quien no se cansa de alardear sobre sus reformas en seguridad. Mientras él y la ministra Patricia Bullrich celebran supuestos avances, Rosario sigue siendo un campo de batalla donde los narcos, con Los Monos a la cabeza, parecen moverse con impunidad.

Este nuevo crimen evidencia que las políticas de seguridad del gobernador son puro maquillaje. Los operativos rimbombantes y las promesas de mano dura no alcanzan para proteger a los rosarinos, ni siquiera a dos chicos que solo querían pasar un rato en TikTok.