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Marcelo Sidecares: De fabricar manubrios a crear un imperio de motos con sidecar y bicicletas eléctricas

Su historia comenzó en Rosario, provincia de Santa Fe, cuando con tan solo 25 años se adentró en el mundo de la fabricación de partes para bicicletas.
Un giro del destino le permitió contar con una gran ventaja: a través de un amigo que heredó las maquinarias y herramientas de su padre fallecido.
En un pequeño galpón de la zona industrial, y con la ayuda de su primer empleado, Marcelo comenzó a fabricar manubrios de bicicleta.
Durante un año, los dos trabajaron incansablemente soldando y dorando caños, mientras que la perseverancia se iba convirtiendo en la clave de su éxito.

Marcelo Sergio, más conocido como Marcelo Sidecares, es un hombre de 66 años que, a lo largo de más de 40 años de trabajo y dedicación, transformó una pequeña idea en un verdadero imperio empresarial.

Su historia comenzó en Rosario, provincia de Santa Fe, cuando con tan solo 25 años se adentró en el mundo de la fabricación de partes para bicicletas. Un giro del destino le permitió contar con una gran ventaja: a través de un amigo que heredó las maquinarias y herramientas de su padre fallecido, Marcelo pudo dar el primer paso hacia lo que sería su futuro como empresario.

En un pequeño galpón de la zona industrial, y con la ayuda de su primer empleado, Marcelo comenzó a fabricar manubrios de bicicleta. Durante un año, los dos trabajaron incansablemente soldando y dorando caños, mientras que la perseverancia se iba convirtiendo en la clave de su éxito. Fue entonces cuando Marcelo decidió probar suerte en Mar del Plata. Cargó 300 manubrios en su vehículo y, sin expectativas altas, fue a ofrecerlos. Pero la suerte estaba de su lado: vendió todos los manubrios al primer cliente y, lo más importante, este le preguntó cuándo volvería para traerle más.

De regreso en Rosario, Marcelo compró una Estanciera, un vehículo que le permitiría llevar más productos y expandir su negocio. En poco tiempo, comenzó a hacer viajes frecuentes a Mar del Plata, vendiendo y fortaleciendo relaciones comerciales. Su círculo de clientes creció, y sin darse cuenta, estaba comenzando a convertirse en un empresario de éxito.

A los tres años, Marcelo ya tenía tres empleados más. Lo que comenzó como una pequeña fábrica de manubrios de bicicleta se había transformado en un negocio próspero. La pasión por las motos de Marcelo lo llevó a expandir su línea de productos, fabricando manubrios para motos, bujías, muletas y, con el tiempo, cuadros de bicicletas, bicicletas de carreras y hasta modelos con motor eléctrico. Sus viajes por todo el país, de Mar del Plata a Necochea, Villa Gesell, y por toda la autopista hasta Rosario, le permitieron expandir su red de clientes, mientras también adquiría motos antiguas que luego vendía.

En uno de esos viajes, pasó por San Antonio de Areco, donde compró su primera moto con sidecar. Este fue el comienzo de su amor por los sidecares, que lo llevó a desarrollar un nuevo mercado para su empresa. Con el tiempo, Marcelo Sidecares se especializó en la fabricación de motos con sidecar y bicicletas eléctricas, consolidándose como un pionero en el sector.

Hoy, más de cuatro décadas después, Marcelo Sidecares es sinónimo de éxito, innovación y pasión por el trabajo. Desde aquellos primeros manubrios hasta las modernas bicicletas eléctricas, su historia demuestra cómo el esfuerzo, la visión y la pasión pueden transformar un sueño en una empresa que deja huella en el mercado.

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