Por la quinta fecha del Torneo Nacional de Ascenso, Unión de Santa Fe mantuvo el liderazgo de la división Litoral, al vencer en la noche del miércoles a Tomás de Rocamora por 88 a 75 en la condición de visitante.
En los primeros minutos, el equipo entrerriano tomó con decisión el canasto rival con Baeza y Pais, dos jugadores movedizos desde la conducción. Pese a la intención, el perímetro no fue del todo efectivo, y desde allí, la primera lectura de juego: la desesperación como carta de presentación del equipo local, contra la inteligencia y eficacia de la visita.
Claramente, Unión tenía el desafío de sobrellevar el hecho de ser visitante y la cuestión en este partido, pasó lisa y llanamente en ver cómo de un lado fueron arrestos personales y del otro, el funcionamiento de un equipo.
Unión emparejó rápidamente las acciones con buena defensa y un ataque certero de la mano de Dorsey (22 pts., 3 recuperos, 73% de efectividad) convirtiendo y asistiendo a sus compañeros. A dos minutos del primer chico, Unión estaba al frente por 11-16. Rocamora defendió en zona y por momentos individual, intentó imponer su ritmo, a lo que el “Tate” no se desesperó en esa propuesta y mantuvo la calma.
Con el ingreso de Haag y Podestá (14 pts.), Unión asentó ese buen momento. Fue criterioso en el movimiento de sistemas y respetó su juego. Mac Intosch, en Rocamora, trató de darle otra vía de gol al rojo de Concepción pero no alcanzó. El primer cuarto fue para Unión por 22 a 14.
En el segundo, el cambio de base de Vildoza por Franco no varió el andamiaje tatengue. Ofensivas muy claras, alternativas de gol en los dos costados y en el juego interior; mientras que Rocamora, muy desordenado, tuvo una propuesta de más empuje que básquetbol.
Con el correr de los minutos, Unión retomó casi el quinteto titular. Con Franco en cancha, la conservación de cada pelota volvió a la normalidad. La revulsiva propuesta habitual que brinda Vildoza (3 puntos) mantuvo la diferencia, pero claro, Rocamora tenía el compromiso de ir a buscar el juego y sin lucir un gran volumen, llegó al descuento parcial, tras una desmejora de Unión a nivel colectivo (30-35 a 2:15).
En el cierre, Unión con los cinco iniciales, ofreció a Franco quien habilitó a Isola debajo del cristal y luego, se sumó una buena recuperación de Dorsey, y con él, la tranquilidad de volver a las bases con un claro 32 a 41 y así cerrar el primer tiempo.
Tras el descanso, Rocamora siguió apurado y Unión sin desesperarse, con rompimientos en la primera línea de juego y recibiendo de contragolpe, Dorsey sigue rindiendo mucho; y encima, su equipo se lució en algunas situaciones gracias a la inteligencia que impone Pedro Franco desde la conducción. En ese tramo metieron todos, Ísola de tres, De la Fuente reboteando y una defensa local muy pobre.
Antes de la finalización del tercer cuarto, Rocamora copió el mismo libreto, ir como se pueda y como sea, y en ese marco, Unión corrió con la ventaja por ser más prolijo y efectivo: 43-62.
El último cuarto empezó con un concierto especial de Franco con su obra más preciada, el tiro de tercera dimensión y con ello, la confianza para conservar el tanteador. Minutos después, luego de una defensa extremadamente al filo del equipo local y vehemente ante todo, Pedro se fue a la banca para no ingresar producto de un pisotón de su marcador (González) y un probable esguince de tobillo de la pierna derecha.
A pesar de esa baja, Unión no desesperó. Reinick se hizo fuerte abajo junto a Podestá y la clave fue mantener la línea de juego, algo que el “Tate” cumplió a rajatablas. Rocamora fue sólo la propuesta de Felipe País, porque si buscamos el juego del Rojo, todavía le falta mucho como equipo.
Pero, había un capítulo que superar por el plantel de Siemienczuk: el juego desordenado de los locales tenía una yapa; hubo tres pérdidas consecutivas de la visita, que fueron aprovechadas por el local: quedaba 1:16 y Rocamora se puso 73 a 80.
