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"Si no hay amor que no haya nada"

Un cura deja los hábitos porque se enamoró y se muda a Santa Fe

El ex padre Mendoza junto a una familia carenciada de la zona donde el ayudaba.

Se llama Gustavo Mendoza, y hasta el domingo era el cura de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, de La Floresta, en Paraná, Entre Ríos. Se lo comunicó a sus fieles en la misa del domingo pasado y asegura que quiso ser honesto. Tiene 38 años y es oriundo de Villaguay (Entre Ríos), pero vivirá en Santa Fe. Deja todos los hábitos y se empleará en un drugstore.

“Me enamoré”, confesó Mendoza a un periodista entrerriano durante una entrevista en la que fue tan honesto como cuando se lo comunicó a su superior y a los fieles. Pese a que su vocación sacerdotal sigue siendo fuerte, se tornó insostenible ante la imposibilidad de mantener el celibato, contó. Por ello quiso evitar engaños y escándalos y dijo “la verdad”.

Ahora Mendoza se muda a Santa Fe para trabajar en un drugstore que sería de un familiar y realizará una vida de laico. “Su casa paterna es en Villaguay, donde nació el 4 de agosto de 1976 (es cura desde abril de 2002). Pero no vuelve a Villaguay: se muda a Santa Fe, donde vive una hermana, y donde ya tiene ofrecimiento de empleo. Va a trabajar en un drugstore, y a continuar la historia con esa chica que conoció siendo cura y con quien ahora va a hacer vida de pareja habiendo dejado el sacerdocio”.

Mendoza era un cura que realizaba una importante acción social en zonas humildes de Paraná. “En los bordes de la ciudad por donde el cura se movía, los barrios San Martín, Mosconi Viejo, Antártida Argentina, Kilómetro 3, Mosconi Nuevo, Mosconi III, Alloati, Humito y La Floresta, hay asombro, pero hay también mucho agradecimiento. Se lo dicen del modo como ahora la gente se comunica, a través de la red social Facebook. “Gracias por todo Gustavo, Dios te bendiga y la Madrecita te proteja con su manto en este nuevo camino”, le escribió alguien en el muro de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe”.

“No me voy resentido ni enojado. Amo la iglesia. Pero el cura tiene que ser célibe, y yo no puedo seguir en la Iglesia”, sentenció Mendoza. “Yo tomé la decisión de irme; otros a lo mejor toman otro camino, llevan una doble vida, yo no los juzgo. Respeto al que sigue y la lucha desde adentro”, dejó ver el ex parroco.

En otro plano, había sido uno de los sacerdotes que testificó en contra del cura Justo José Ilarraz, a quien se está juzgando por presuntos abusos contra menores en el Seminario de Paraná.

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