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A un año de su muerte

César Luis Carli, el santafesino que adelantó el futuro

César Carli, uno de los íconos más representativos de la arquitectura argentina de vanguardia.

Por Daniel Gabriel Otero (*), especial para NOVA

El domingo 6 de diciembre se cumplió el primer aniversario del fallecimiento de César Carli, uno de los íconos más representativos de la arquitectura argentina de vanguardia.

Nacido y criado en el barrio de Guadalupe, cuando los cascos de estanzuelas y los sembradíos alternaban con vacas y bueyes que pastaban libremente, en su biografía narra las caminatas por los senderitos ocultos hasta la playa con su padre, de profesión farmacéutico, y su hermano Ricardo.

Mariposas, sauces, lepidópteros, eran objeto de análisis de padre e hijo en los tórridos veranos -según narra- por los “ignotos parajes de la selva de Guadalupe y desentrañando su misteriosa vida salvaje”

Son cinco los años que César Carli pasará dentro del Liceo Militar General Belgrano. Reconoce en su libro, que “los principios retóricos, no muy diferentes a los enarbolados por el fascismo pero que en la mente de un adolescente pegan con fuerza”. Pero en esos años irá forjando con particular temple, su visión humanista de la vida (menciona siempre la referencia de su hermano mayor Ricardo, al cual tanto él como su padre, consideran un genio de los conocimientos.)

Entre líneas, recuerda la luz cenital de los sábados con los crepúsculos de los domingos almorzando con sus padres y hermanos en Guadalupe, montado intrépido sobre su bicicleta italiana para encontrarse con sus amigos en la plaza homónima en donde entre cabriolas, pirámides humanas y juegos de jiu-jitsu, intentaban deslumbrar a las muchachas.

La “Onirobesania”

Todo el período de la formación de Carli en el Liceo Militar está atravesado por lo que él denomina “La Onirobesanía”, la cual define como un método creativo influenciado por el surrealismo y la corriente freudiana muy de moda. Este, consistía en representar las imágenes del sueño no como una persona normal, sino como…un loco. Su pasión por el dibujo la volcaría más tarde en sus libros.

Carli se despide de su entorno guadalupense, para pasar a estudiar en la Facultad de Ciencias Matemáticas, Físico Químicas y Naturales aplicadas a la Industria dependiente de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Recuerda la nochebuena que regresó a su hogar en Santa fe en un tren repleto, viajando en el piso, feliz de haber sido uno de los cinco que aprobó matemáticas, en un curso de veinte.

“Faltaba un año para el 16 de setiembre de 1955 -atestigua Carli en sus memorias-pero el proceso ya estaba en marcha”. Así, define el oscuro panorama del primer quinquenio de los cincuenta, con una J.U.P. violenta y agresiva de la mano del Ateneo Universitario. Fue espectador del enfrentamiento armado en un barrio proletario llamado Villa Manuelita (hoy La Siberia), donde un pelotón de militares armados desde las azoteas, tiraron a matar sobre una manifestación a pie y a caballo, hiriendo con sus fusiles tanto a personas como animales.

Escuchando Sartre y quemando un cartel de Le Pen

Carli llega a Francia en 1967, acompañado por su esposa Nidia Catena. Se había desempeñado tiempo antes en la Dirección General de Arquitectura de Santa fe, en donde protagonizó inéditos debates con Ingenieros y Técnicos. Tensos diálogos en una verdadera entelequia con sus nuevos proyectos, que alumbrarían en escuelas, hospitales, obras diversas diseminadas en toda la provincia. César arriba a Francia con una beca por un año. Lo que no imaginaría jamás, que iba a presenciar en persona el Mayo Francés. Previo a esto, realiza un estudio de localidades aledañas y la tipología de viviendas.

Mención aparte en su libro, es cuando presencia una arenga de Jean Paul Sartre, entre las barricadas de los manifestantes y los “Flics” (policías). Aprovecha allí para retratar, escenas increíbles de amor y pasión entre los estudiantes, en un marco de violencia. Escenas que, lamentablemente se perdieron al quemar todos los documentos y registros para no verse comprometido con el golpe militar del 76.

La ocasión es propicia para quemar carteles de Jean Marie Le Pen, lo cual casi le vale la deportación. Otros documentos no tuvieron mejor suerte, al sufrir un robo en el vehículo en Francia, presuntamente atribuido a los argelinos. La foto de la joven dejando un libro de poemas cerca del policía con la cabeza rota por un adoquín, se transformó en volutas de humo.

Los siete meses más duros de su vida

El 24 de marzo de 1976, en una redada conjunta de la policía y las fuerzas militares, promediando las 15 horas, es llevado detenido sin motivo alguno. En el trayecto, el móvil recibe la orden de liberarlo, pero el chofer (obtuso en sus razonamientos) lo lleva igual. Su primer destino fue la guardia de Infantería reforzada. Luego, atravesó los fríos muros de la cárcel de Coronda para después, ser llevado hasta la Cárcel de San Nicolás.

Traba entonces amistad con un joven ingeniero -al que sabía jamás volvería a ver- mientras esperaban ver recortarse en la puerta, la siniestra sombra del verdugo. Bocetaban a lápiz proyectos en la celda, discutiendo la teoría de la binuclearidad. Carli sigue creando en la adversidad. La incesante labor de su esposa Nidia, que revolvió cielo y tierra acudiendo a organismos internacionales y golpeando gruesos aldabones de despachos, hizo que su liberación fuese posible.

Las tertulias con Zapata Gollán

César Luis Carli en su libro se refiere a las largas charlas mantenidas con Agustín Zapata Gollán. Admirador de sus colecciones y saberes, afirma que de él extraía importantes enseñanzas, principalmente cuando se suscitó en un proyecto, una ecuación difícil de resolver: se trataba de la calle interna de la UTN (proyecto de su creación) y terrenos afines, que modificarían la topografía urbana de ese entorno y otorgarían terrenos a la incipiente facultad.

Las notas de color salpican la paleta de tonos en la vida de Carli con un cromatismo pocas veces visto. Era habitué sus charlas con el ex gobernador Sylvestre Begnis. Narra que, en los años de violencia institucional de los setenta cuando la violencia ya estaba instalada en las calles, la esposa de Begnis le pidió en secreto alquilar una casa, lejos del centro y cerca de la escuela de sus hijas, sospechando del accionar policial. Carli lo intentó pero no pudo hacerlo, ya que por ley de ambas cámaras legislativas, el gobernador debía habitar en la “Casa de los Gobernadores”.

El estadio UTN: un anfiteatro a cielo abierto frustrado

Es a principios de los setenta cuando Carli es convocado por el decano y el secretario académico de la U.T.N. Le solicitan nada menos que la construcción del nuevo edificio de la entidad. Los estudiantes de Ingeniería Eléctrica, mecánica, civil, constituían mano de obra y talento que colaboraban en proyectos con la FIAT y otras fábricas en donde testeaban prototipos y materiales de avanzada. Carli concibe un proyecto para el barrio: con calle, estafeta postal, enfermería, un espacio para la policía. Pero innova nuevamente: quería un anfiteatro a cielo abierto para los paseantes de la costanera, para que disfrutasen del paisaje.

Con desavenencias surgidas con la Comisión, Carli se retira del proyecto (luego se arrepentiría). El estudiantado vuelve a una antigua casona hasta que en 1978 un militar contrata un arquitecto para cerrar las gradas y construir un Estadio, lo que Carli calificó como un “Galpón fuera de escala”, “grosero error conceptual en lo urbanístico”, “objeto extemporáneo”.

Tan solo el arquitecto Carlos Chiarella, alza su voz en ese entonces. Pero el acto ya había sido consumado. Santa fe se había quedado sin sus gradas al aire libre para contemplar la laguna. Las dos piletas olímpicas homologadas para el Club Colón son una pequeña parte de su proyecto para construir en una parte del estadio, una gigantesca sede Social con utilidades diversas.

Impromptu final

Su cátedra de arquitectura regionalista prosigue aún con otros docentes. Con un postgrado en Francia, ocupó el cargo de primer director decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNL, desde su fundación en el año 1985 hasta 1990, funcionando en el ex -comedor universitario.

A partir de 2006 fue nombrado Profesor Honorario vitalicio. Mas de 29 trabajos editados, uno de los cuales - “Casas que hacen casas”- propone el diseño de casas que mediante sistemas electrónicos van modificando su estructura interna, a partir del movimiento de muros.

El ex gobernador Hermes Binner le confió importantes proyectos a su estudio. Una semana antes de su partida fue homenajeado por el Colegio de Ingenieros local. Sus hijas Vanesa y Georgina, con su esposa Nidia Catena, enarbolan en el perenne mástil de la memoria, su obra y legado para la comunidad.

(*) Miembro fundador de la Banda Sinfónica Municipal; fundador del Museo Ferroviario Regional.

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